viernes, 5 de agosto de 2011

La confianza da asco.

Cuando tienes una relación de pareja, hay ciertos valores que se esperan de ella a diario, como pueden ser el respeto o la sinceridad. Sin embargo, hay uno de esos principios básicos que prima sobre los demás: la confianza. Y es la confianza la que, cuando llega a su nivel máximo, te hace pensar: ¿cuándo demonios hemos llegado a esto? 

Me refiero a esos momentos en los que piensas que la confianza da asco.

Cuando, después de hacer el amor, él te pide que te acuestes boca abajo con el único objetivo de limpiarte la espalda de espinillas, piensas: la confianza da asco.

Cuando a la pregunta de a quién quiere más, si a su PlayStation o a ti, te responde que a ti, no sin antes dudarlo por un instante, piensas: la confianza da asco.

Cuando, después de enseñarle un sujetador que te estás probando en una tienda abarrotada de gente, chilla: "¡Andrea, ven a ver esto! ¡Tienes que ver cómo le queda ese sujetador! ¡Jamás he visto unas tetas tan bien vestidas!", piensas: la confianza da asco.

Cuando te repite hasta la saciedad que odia tu saga de videojuegos preferida - también conocida como Kingdom Hearts -, y a pesar de que cada vez que lo oyes, le pellizcas hasta intentar sacarle los intestinos por la boca, lo sigue haciendo, piensas: la confianza da asco.

Cuando tú le preguntas que si los zapatos que llevas puestos te hacen las piernas bonitas y él te responde: "Te estamparía contra la pared y te lo haría ahora mismo", piensas: la confianza da asco.

Cuando te pide que le alcances algo de un estante alto, aun sabiendo que no llegas por tu escasa estatura, y se descojona de ti viéndote dar saltitos intentando cogerlo, piensas: la confianza da asco.

Cuando, con sólo tocar la goma superior de tus braguitas por debajo de los pantalones, sabe perfectamente cuáles llevas puestas, piensas: la confianza da asco.

Cuando le preguntas si te estaba escuchando y él te responde: "No, lo siento, te estaba mirando el escote", piensas: la confianza da asco.

Cuando, con la mejor intención del mundo, le pides que pruebe los coquitos que acabas de hornear, y él te contesta con una mueca de asco: "Dedícate a otra cosa", piensas: la confianza da asco.

Cuando te tira un eructo a la cara y te dice alegremente: "¡Adivina qué almorcé hoy!", piensas: la confianza da asco.

Y cuando, a pesar de todas esas cosas, te das cuenta de que sigues enamorada de él hasta las trancas, piensas: la confianza dará asco, pero es que si fuera de otra manera, no sería él mismo.


Espacio dedicado al patrocinio de un tema Ruleta Rusa, porque Tito me pidió amablemente que lo sponsorizara:


2 comentarios:

  1. Tan solo puedo decirte: la confianza da asco.

    PD: Este comentario no te servirá de mucho, pero al menos sirve para que sepas que merodeo por tu blog ^^

    Besos :3

    ResponderEliminar
  2. Mmmm... sí, puede que la confianza de asco. Pero es el precio a pagar cuando se trata de sentirse cercano a otro ser humano.

    ResponderEliminar

¡Vamos, es gratis y no duele!


¡Gracias por leer hasta el final! ♥