miércoles, 2 de diciembre de 2015

Mierdisinopsis II

¡Bienvenidos a Mierdisinopsis! Hoy comentamos...

El cuerpo me lo lleva pidiendo desde verano, pero no he tenido tiempo.
Ahora tampoco lo tengo, pero YOLO.

¡Ojocuidao! Como en la mierdisinopsis de Capitán América: El primer vengador, este post contiene spoilers. Si no has visto Evangelion, tienes intención de hacerlo, y no quieres que te lo destripe, te recomiendo que pares de leer. 

Igualmente, a los fans de Evangelion también les recomiendo que no lean más allá de este punto. Le voy a dar por todos los lados, pero con humor, que es lo que siempre intento. Si van a ofenderse por lo que puedan leer, de verdad, no lo hagan.

Gabi, perdóname.

Neon Genesis Evangelion se desarrolla en un 2015 alternativo en el que unas criaturas llamadas Ángeles llegan a la Tierra para destruirla. Pero ojo...

No es ni este tipo de Ángel...

... ni éste.

Sino éste.

Y atención, que esto también es un Ángel.

El caso es que hay una especie de organización internacional llamada NERV cuyo fin es prevenir y combatir el ataque de los Ángeles utilizando unos robots pilotados por adolescentes trillados de la cabeza llamados EVA.

La historia empieza cuando un Ángel aparece, después del primer contacto, hace 15 años, y una empleada de NERV, Misato Katsuragi, aparece para llevarse a Shinji Ikari al cuartel general. Shinji es el protagonista, y es más rancio que un bol de roscas de ayer. Se merece un sillazo en la cara.

En el cuartel de NERV, el padre de Shinji, que por lo visto es un jefazo y pasa un kilo y medio de él, le pide a Shinji que pilote una de las unidades EVA y mate al Ángel. La secuencia es más o menos así:

- Shinji, súbete al robot.

+ No.

- Que te subas al puñetero robot.

+ Que no quiero.

- Vale, pues no te subas.

+ Vale, pues me subo.

Shinji se sube al EVA, pelea con el bicho, se desmaya, y el EVA mata al bicho él solo.

A partir de entonces, Shinji se convierte en piloto de EVA, junto con Rei Ayanami, cuyo carisma es igual al de una papa sancochada, y Soryu Asuka Langley, una niña patada más salida que la esquina de una mesa.

La trama principal gira en torno a la lucha de NERV contra los Ángeles. Hasta ahí todo correcto. Sin embargo, durante el desarrollo de la trama suceden ciertos eventos que, en teoría deben ser importantes, pero que el anime jamás te explica. 

Sí, sí. Pasan cosas, y tú, inocentemente, piensas: "Qué extraño... Bueno, ya me enteraré más adelante". Pues no. A Evangelion se la suda que no lo entiendas. No te lo va a explicar jamás. Y termina el anime, y todavía nadie te ha respondido a ese mogollón de preguntas que llevas arrastrando desde antes de la mitad de la serie. Por ejemplo:

- Shinji se pelea con un Ángel. El EVA se queda sin energía. Entra en modo berserker. Se come al Ángel. Shinji se disuelve en el líquido que hay dentro de la cápsula donde van los pilotos. Días después, aparece en plan "No estaba muerto, estaba de parranda".

- Rei muere peleando contra un Ángel. De repente, aparece otra vez. Shinji encuentra en el cuartel de NERV una sala llena de clones de Rei. Se enfada y los destruye.

- Aparece Kaworu para sustituir a Asuka cuando deja de poder pilotar su EVA. Es gay con Shinji. Shinji es gay con Kaworu. Resulta que Kaworu es un Ángel. Decide que no le apetece destruir la humanidad. Shinji lo mata. Kaworu no se resiste.

Y lo mejor de Evangelion es el final. Los dos últimos episodios son, literalmente, dos sucesiones de 20 minutos cada una de flashbacks, textos parpadeantes, voces en off reflexionando sobre el sentido de la vida e imágenes oscuras que culminan con, atención... todo el elenco de personajes de la serie aplaudiendo a Shinji pOR ALGÚN EXTRAÑO MOTIVO QUE EL ANIME TAMPOCO TE EXPLICA.


Y hasta aquí mi análisis riguroso y objetivo. ¿Para qué más?

¡Hasta la próxima! 

づ ̄ ³ ̄)づ 


lunes, 1 de junio de 2015

Mierdisinopsis I


La semana pasada fui a ver (por fin) Los vengadores: la era de Ultrón. Cuando se estrenó a finales de abril, me di cuenta de que aún no había visto Capitán América: el soldado de invierno; que, además, era la única película que me faltaba por ver de todos los Vengadores. Me dije: "¡Tengo que verla antes de ir a ver Ultrón!".

La vi la mañana antes de ir al cine.

Pero bueno, eso no es lo relevante. La cosa es que, mientras esperaba a que cargara el búfer, mi hermana se acercó y me preguntó que qué iba a ver. Cuando le respondí que la segunda del Capitán América, dijo que se quedaba a verla conmigo. La conversación que siguió fue la siguiente:

- ¿Pero tú has visto la primera?

+ No.

- ...

+ ¿Qué más da? 

- Creo que no te vas a enterar de la mitad de las cosas.

+ Pues hazme un resumen rápido de lo que pasó en la primera.

Puse todo mi empeño en sintetizar lo máximo posible el argumento de Capitán América: el primer vengador. Ella, con toda su mala leche y sus ganas de hacer daño, me contestó, tras un largo e incómodo silencio:

- Vaya puta mierda de resumen.

La falta de tacto de mi hermana ha inspirado esta nueva sección del blog: ¡las mierdisinopsis! (ノ≧∀≦)ノ

Entiéndase mierdisinopsis como el resumen de una trama cualquiera, tal y como la contaría RiRi. Que, precisamente por eso, es una mierda. 

Esta noche presentamos...


¡Ojocuidao! Como es una sinopsis, evidentemente, hay spoilers. Avisado quedas, ávido lector.

Capitán América: el primer vengador, trata sobre Chris Evans, que es un tirillas con la cabeza muy grande en comparación con el resto de su cuerpo, que quiere alistarse en el ejército. Pero, evidentemente, como es un panoli, no lo dejan. A todo esto, es la Segunda Guerra Mundial, y hay un señor alemán feo - que además, resulta ser el tío de "Ya basta por hoy. He decidido que todos pasen a la siguiente ronda" - que es el jefe de una especie de división científica nazi, que se ha hecho con el dichoso Tesseracto, que lleva dando por culo desde la primera de Thor. 

Pues resulta que hay un segundo señor alemán feo que cuela a Chris Evans en el ejército porque "necesita un hombre valiente, con principios, de buen corazón" y toda esa palabrería de superhéroes. Lo cierto es que el segundo alemán feo trabajaba para la organización científica nazi Hydra ésa, y ha desarrollado un suero mágico que convierte a los panolis en tíos buenorros, y si lo había colado en el ejército era porque creía que él era adecuado para el proyecto. Ah, dato: el primer señor alemán feo también se sometió al suero mágico, pero la cosa salió mal, y el tío se quedó rojo. Literalmente.

Meten a Chris Evans en una especie de cabina en el laboratorio, le inyectan el suero, y al salir, se ha convertido en... Chris Evans. Con todos los músculos de su espalda, y sus brazos, y sus... nnnng  Pues resulta que hay un espía alemán en el laboratorio, dispara al segundo señor alemán feo, y luego se suicida, por lo que la fórmula del suero mágico se ha perdido para siempre, y Chris Evans es el único súpersoldado tío bueno que queda en la Tierra. Bueno, y el primer señor alemán feo. El de El señor de los anillos. 

Los soldados se van a la guerra, pero a Chris Evans lo tienen bailando y haciendo el ganso con animadoras, animando a los soldados y captando inversores, o algo así. Hasta que, cuando se entera de que los nazis científicos han secuestrado a un mogollón de militares americanos, incluyendo a Bucky, su BFF, se cansa de hacer el monguer y va con sus poderes de Chris Evans a partir cuellos. Se mete en el escondite de los alemanes; hay tiros, peleas y explosiones, y al final consigue salvar a los soldados y queda como un fucker. 

A partir de entonces, empiezan a tomar a Chris Evans más en serio y lo hacen jefe. Organizan misiones y cosas de ésas de la guerra, y van ganando poco a poco terreno a los nazis. En uno de los asaltos, se sube con varios de sus coleguitas soldados a un tren, y en medio del tumulto - más tiros, peleas y explosiones -, Bucky se cae del tren y se enrisca por el barranco p'abajo. Pobre Bucky. Chris Evans está triste y quiere venganza. 

Cuando llegan al cuartel general de Hydra, Chris Evans se entera de que han metido el Tesseracto en un avión, y que pretenden estrellar el avión en Estados Unidos, y en plan, destrucción y muerte. Más tiros, peleas y explosiones, y al final acaban el señor alemán feo y Chris Evans en el avión en pleno vuelo pegándose. Chris Evans gana, que para eso es el héroe; y como no puede controlar el avión y quiere salvar a los americanos, decide hundir el avión en el mar, con el Tesseracto y él mismo dentro. Toda una americanada propia de, quién si no, el Capitán América. Pues resulta que el mar estaba muy frío, y Chris Evans se congela, y se pasa los siguientes 75 años congelado hasta que, en la supuesta época actual, lo encuentran junto con el Tesseacto; lo descongelan, y ¡tachán! ¡Los vengadores!

Ah, y Chris Evans tenía una medio novia por ahí por medio, pero es totalmente irrelevante para el desarrollo de la historia.

Ah, y también salía Natalie Dormer. Qué guapa es, joder.

Y hasta aquí la primera mierdisinopsis. Rigor y objetividad, ése es mi lema. 

¡Nos vemos en la próxima! 

(づ ̄ ³ ̄)づ 

lunes, 13 de abril de 2015

A todos los locos de los macarrones del mundo.

Si hay un hobby al que me gusta dedicarle todo el tiempo que puedo, ése es el rol narrativo. Haciendo cuentas, creo que empecé cuando aún estaba en Secundaria, y he seguido todos estos años ininterrumpidamente. Como aficionada a la lectura y a la escritura, además de un entretenimiento y una distracción, rolear me ayuda a practicar para cuando escribo y mantenerme siempre activa, tanto cuando se trata de historias y personajes canon como originales.

Rolear con amigos y/o conocidos está genial, pues es bastante más fácil ponerse de acuerdo para crear tramas interesantes y consensuadas. Por ejemplo, mi amiga Noe y yo tenemos nuestro propio Starfighter AU en el que, después de la guerra, Deimos abandona las Colonias y se va a vivir con Ethos. Y tienen un Corgi cockblock llamado Albóndiga al que Deimos odia.

Ésta es la magia del consenso.

(ノ´ヮ´)ノ*:・゚✧

Pero a mí, personalmente, me atrae también la idea de participar en foros de rol narrativo. El hecho de interactuar con personas desconocidas, de las cuales la única información que tienes es el diseño de su personaje, supone un reto para mí, como roleadora y escritora. Al no saber qué puede responder la otra persona al otro lado del ordenador, el esfuerzo por ser original, creativa, y sobre todo, coherente, es mayor. Con lo cual, bajo mi punto de vista, participar en este tipo de plataformas puede ser un poco más trabajoso que rolear con amigos, pero también tiene su extra de motivación. Además, los foros tienen la ventaja de que te permiten conocer a gente maja, en el caso de querer una interacción entre usuarios más allá que la de sus personajes.

El problema viene cuando te encuentras con un loco de los macarrones.

Les voy a contar mi triste historia. Hace cosa de dos años, por recomendación de varias personas, decidí crear un personaje para formar parte del Tuenti rol de Hetalia.

Tuenti. Rol. O sea, es que sólo a mí se me ocurre.

El caso es que hice el perfil de mi personaje (para los curiosos, era Alemania), y poco a poco empecé a agregar otros perfiles y a crear tramas interesantes. Hasta ahí todo OK. 

Un día, me agregó una cuenta de un personaje femenino. No soy muy amiga de la mayoría de los personajes femeninos de Hetalia porqUE SON TODOS UNOS MALDITOS GAYS AAAAAAAAHHHHpero bueno, todo era intentarlo. Además, era injusto rechazar a una persona por el personaje al que interpreta. Todos merecen un voto de confianza. 

La propietaria de este personaje y yo roleamos varias veces. No coincidía especialmente con sus gustos en cuanto a tramas o argumentos, pero tampoco tenía por qué ponerme tiquismiquis. El caso es que, de repente, una tranquila tarde de marzo, otro usuario con el que yo roleaba con asiduidad porque era súper original y se expresaba divinamente, me contó que esta usuaria le había mandado un mensaje diciéndole que me dejara en paz y que no volviera a hablarme nunca, porque mi personaje era de su personaje, y ni el personaje de este chico ni ningún otro podía rolear ni sexo ni fluff conmigo.

Lo más gracioso es que yo jamás le di ningún tipo de exclusividad a esta persona.

Mi reacción inmediata fue: 


Evidentemente, hablé con esta chica y le pedí, por favor, que no volviera a amenazar a aquel otro usuario de esa manera, porque yo tengo la libertad de elegir con quién desarrollo un hobby. Porque se trata de eso: de una afición. Y no estaba dispuesta a aguantar ningún tipo de mal rollo cuando el único motivo por el que yo roleaba - y roleo - es divertirme.

La muchacha lo entendió, me pidió disculpas a mí y al chico con el que había tenido aquella estupidez de bronca, y pasó una temporada más o menos relajada.

Entonces, un día, esta usuaria me pidió mi número de WhatsApp, afirmando que yo le caía bien y que le gustaría conocerme un poco más más allá del rol.

Yo, de retrasada, se lo di, pensando que no pasaría nada.

Craso error.

Al principio todo fue bien: hablábamos de vez en cuando, tanto de cosas personales - por mi parte, hasta cierto límite - como de cosas relacionadas con el Tuenti rol y sus usuarios. Con el paso del tiempo, esta chica empezó a coger confianza, y me mandaba mensajes cada cinco o diez minutos.

No estoy exagerando. Cada cinco o diez minutos. Durante todo el día. Y se estarán preguntando, ¿qué demonios va a contarte una persona que sea imprescindible mandar un mensaje cada cinco minutos? Pues cosas como ésta:

- [13.40] ¡Hola! :)

- [13.40] ¿Qué tal estás? :)

- [13.40] Yo estoy a punto de comer, mi madre está haciendo la comida.

- [13.44] Ah, ya está lista. Voy a comer. Hablamos luego :)

- [13.53] Mira lo que estoy comiendo~

- [13.53]


- [13.55] ¡Me encantan los macarrones!

- [14.12] ¡Ya está, ya he terminado de comer!

- [14.12] ¿Qué estás haciendo?

- [14.13] ¿Roleamos ahora?

- [14.15] ¿Por qué no me contestas?

- [14.16] ¿Hola?

- [14.17] ¿Por qué no me respondes?

Lo de la foto de los macarrones es tan cierto como que el sol sale cada mañana.

Al final acabé mandando a esta chica a la mierda. Hubo otra cosas que me motivaron a decirle que me dejara en paz y que no volviera a hablarme, pero principalmente fue que me sentí, literalmente, acosada. ¿Desde cuándo una persona merece que otra la atosigue a mensajes de este tipo? La gente no entiende que, al menos en mi caso, no puedo, ni quiero, estar pendiente de mi teléfono todo el tiempo. Yo tengo otra clase de prioridades, como eran los estudios en aquel momento, mi pareja, mis amigos o mi familia. Y no voy a desatenderles a ellos por responder los mensajes absurdos de una persona que he conocido por Internet y con la que no tengo ni deseo tener ningún vínculo más allá de un foro de rol. Y, la verdad, encontrar al salir de clase a las nueve de la noche más de 40 mensajes sin leer de la misma persona, contándote cosas de su vida que, ni has pedido, ni te interesa, pues cansa. 

Desde entonces, soy extremadamente selectiva con las personas que conozco en foros de rol narrativo y similares a las que facilito mis medios de contacto más personales. Tiene que haber una gran razón de peso para que acceda a suministrarlos. Gracias a eso, he tenido la suerte de conocer a algunas personas encantadoras - y, sobre todo, respetuosas - con las que he acabado formando una amistad.

Por eso, y para concluir, quiero mandar un mensaje a todos los locos y locas de los macarrones del mundo:

No hagan eso. No acosen a la gente. Entiendan que no todas las personas son iguales, y que, si bien hay gente que no tiene nada que hacer con su vida y se la pega enganchado al WhatApp, a los foros de rol o a lo que sea, hay otros para los que eso supone algo secundario. Y si alguien les dice: "Estoy ocupado", "Ahora no puedo atenderte", o simplemente "Mira, no me apetece hablar contigo ahora", no insistan en reclamar su atención. Es exasperante.

Por un mundo sin locos de los macarrones.

sábado, 14 de marzo de 2015

Kare raisu (arroz con curry japonés)

Siempre había tenido curiosidad por probar el arroz con curry que siempre sale en los animes. Para quien no lo tenga localizado, es ese plato mitad arroz y mitad guiso de carne que normalmente se come con cuchara. Por ejemplo:


No tengo ni idea de qué anime es, así que no pregunten.

Hasta que un día, por fin, me digné a recopilar información y lo preparé. El jueves pasado, para ser exactos. No sé cómo he podido vivir los últimos 23 años sin haber comido semejante maravilla gastronómica 

El plato sale un pelín caro por el tema del curry, pero merece la pena  Consejo de artemaníaca profesional.


Aquí mi pequeña obra de arte.
Like por el mantel de los gusanitos de casa de Mr. Pelos.

INGREDIENTES (para 2-3 personas)
- 300g de carne de ternera, cerdo o pollo (esta primera vez, yo utilicé ternera)
- 2 patatas papas de tamaño mediano
- 2 zanahorias
- 1 cebolla blanca
- 1 tableta de pasta de curry*
- 2 tazas de arroz (el de grano redondo da muy buen resultado para mezclarlo con la salsita)

Vale, el curry. Según mis investigaciones, lo mejor para hacer arroz con curry es utilizar el curry en pastillas, porque al contener harinas y demás historias químicas que se salen de mi comprensión, hacen que el guiso espese y adquiera esa textura. Además, el curry japonés tiene un sabor diferente al curry indio, pues es un poco más dulce y el picante no es tan intenso. Creo que se podría improvisar utilizando curry indio y un poco de maicena para que espese, pero el resultado, evidentemente, no será el mismo. Yo utilicé una tableta de 100 gramos de Golden Curry medio picante, y la conseguí en una tienda especializada de alimentación asiática por unos tres euros (y porque estaba de oferta. Normalmente cuesta alrededor de los cinco euros). La verdad es que no he visto este producto en supermercados ni hipermercados, por lo que no podría decir dónde adquirirlo de forma general. 

1) Cortar la carne, las patatas papas Lo siento, la palabra "patatas" es superior a mí, las zanahorias y la cebolla en trozos del tamaño de un bocado.

2) Poner un poco de aceite en el fondo de una cacerola honda, y con el fuego fuerte, saltear la carne lo justo para que deje de sangrar.

3) Agregar las papas, las zanahorias y la cebolla troceadas a la cacerola, y saltearlo todo junto un par de minutos, hasta que la carne esté sellada. 

4) Cubrir la carne y las verduras con agua, y una vez hierva, bajar el fuego y cocinar el guiso a fuego lento durante aproximadamente 30-40 minutos. Estará listo cuando la carne esté bien hecha, y las zanahorias, tiernas. Es cuestión de ir probando al llegar a la media hora para que la verdura no quede ni muy dura ni pasada.

5) Mientras se hace el guiso, preparar el arroz. Si el arroz se hace antes que el guiso, colocar un trapo húmedo sobre el caldero en donde se haga el arroz para que absorba la humedad y el arroz no se pase.

6) Agregar las pastillas de curry al guiso (mantener el fuego bajo) una por una para adecuar el nivel de picante al gusto. Entre pastilla y pastilla, remover el guiso para que el curry vaya espesando. Yo, por ejemplo, le eché la tableta entera porque me gusta mucho el picante.

7) Dejar reposar un par de minutos, removiendo de vez en cuando para que espese bien, y servir el curry sobre el arroz. O al lado, como más rabia te dé.

¡Es mucho más fácil de lo que parece! Si tienen localizada una tienda de alimentación oriental y venden curry en pastillas, les animo a que lo prueben. ¡Les sorprenderá gratamente!

¡Nos leemos pronto~!


viernes, 20 de febrero de 2015

Onigiris

Hace dos semanas subí a Facebook e Instagram una foto de los onigiris (también llamados bolas de arroz de toda la vida de Dios) que le preparé a mi novio para cenar. Y, por alguna razón que aún no alcanzo a comprender, causaron sensación. Por eso, me he sentido obligada a publicar la receta: para que vean que, por muy complicadas que parezcan, son increíblemente fáciles de hacer. Requieren un poco de tiempo, pero por lo demás, se han en un plis plas.

INGREDIENTES (12 unidades aproximadamente)
- 2 vasos de arroz para sushi
- 2 vasos y medio de agua 
- Alga nori
- Sal gorda

Para el relleno:
En realidad se le pueden poner cualquier cosa. Yo normalmente los hago de atún con mayonesa y orégano, pero se le puede meter también, por ejemplo, salmón picado muy fino con un poco de jenjibre, ternera salteada... La cuestión es ser creativo.

Lo primero es aclarar que conseguir arroz para sushi y nori no es una tarea complicada. Yo suelo comprarlos en tiendas especializadas en comida asiática. Lo que vienen siendo básicamente los supermercados chinos. Sin embargo, yo he encontrado sin problema estos artículos en los supermercados e hipermercados convencionales - ojo cuidao, Mercadona no está incluido -, así que hacerse con un paquete de arroz y algas es bastante sencillo. 

El paquete de nori ronda, por lo general, sobre los dos euros y medio; y el arroz, entre tres y cuatro. 

1) Lavar el arroz hasta que el agua salga más o menos clara. El proceso es sencillo: hay que poner el arroz en un caldero, cubrirlo con agua del grifo, y menearlo un poco con la mano hasta que el agua se ponga blanca. Cuando el agua se enturbie, se desecha (cuidado con que se caiga el arroz) y se repite el proceso hasta que ésta salga no totalmente transparente, pero que los granos de arroz se vean a través del agua. Con unas siete y ocho repeticiones será suficiente.

2) Dejar el arroz en remojo (agua fría) 30 minutos en un caldero. Yo soy un poco tiquismiquis con el tema del agua, así que, para este paso, yo uso agua mineral.

3) Encender el fuego y dejar el arroz a fuego fuerte.

4) Una vez empiece a burbujear el agua, bajar el fuego al mínimo.

5) Cuando el agua empiece a hervir de nuevo, apagar el fuego completamente, tapar el caldero y dejar reposar el arroz unos 20 minutos sobre el fuego apagado sin levantar la tapa.

6) Quitar el caldero del fuego una vez pasados los 20 minutos (hay vitrocerámicas que tardan más en apagarse del todo que otras) y taparlo con un paño húmedo hasta que el arroz se enfríe. El paño se calentará del vapor del arroz, así que es recomendable remojarlo de vez en cuando.

Sé que el proceso para hacer el arroz es largo y un poco engorroso. Si tuviera una arrocera, sería mucho más fácil; pero no hay espacio físico en casa para guardarla, y mi madre me ha prohibido expresamente comprar una. O cualquier electrodoméstico en general. Puta bida tete.

7) Mientras se va enfriando el arroz, preparar el relleno. En mi caso, hay que escurrir el aceite del atún, ponerlo en una taza, y añadir mayonesa al gusto, culminando con un poquito de orégano. También se puede aprovechar e ir cortando las láminas de alga nori en tiras gruesas.

7) Por último, montar los onigiris.

Hay dos formas de montar las bolas. 

Se pueden hacer a mano, para lo cual tendremos que hervir un poco de agua con sal gorda y mojarnos las manos. De lo contrario, el arroz se pegará de manera terrible, y es un rollo. Consejo de artemaníaca profesional. El proceso no tiene ciencia: colocamos un poco de arroz sobre la palma, hundimos un poco el centro con los dedos para hacer espacio para el relleno; colocamos un poco de la pasta de atún, cubrimos con otro poco de arroz, y le damos forma de triángulo - o al menos algo que parezca un triángulo regordete y que se pueda comer - con las manos, procurando que no se salga el relleno al apretar. Para terminar, colocamos una tira de nori - previamente humedecida para que no esté tiesa y pueda moldearse - en uno de los lados como aparece en la foto.

Como me aburre soberanamente hacer los onigiris a mano, y además, me quedan feos de narices, yo compré un cacharrito que me ha arreglado la vida: el molde para onigiris. El mío es de Ibili, creo que costó unos diez euros, y lo encontré por casualidad en una tienda de menaje y artículos del hogar. El coso en cuestión es esto:


Bonito no es, pero es la vida de útil. Tiene tres piezas: una plana, que es la inferior; una hueca, que es la central, y la pieza superior, que es la que se encarga de prensar el arroz, y que encaja en la de en medio. Para montar las bolas con el molde, el procedimiento es el mismo; pero, en lugar de hacerlo sobre la mano, es dentro del chisme. Colocamos la pieza hueca sobre la plana, introducimos un poco de arroz, un poco de relleno, y otro poco de arroz; y, por último, metemos la pieza prensadora y apretamos hasta que el arroz tome la forma triangular del molde. Simple, y llanamente. Para sacar el onigiri, retiramos la pieza inferior y hacemos un poco de presión con la pieza superior

Recomiendo, igualmente, introducir las tres piezas del molde en agua con sal para evitar que el arroz se pegue. 

¡Y ya está! Así de fácil, y así de friki.

¡Nos leemos pronto en otra receta! ヽ(´ー`)ノ

sábado, 14 de febrero de 2015

Premio a la comedia del año.

Varias personas me han pedido en los últimos días que, cuando viera la adaptación del 50 sombras de Grey en el cine, escribiera una crítica como lo hice en su momento con el libro.

Evidentemente, no puedo defraudar a mi público.

Por eso, hoy me voy a cebar con esta... maravilla de la cinematografía.


Antes que nada, me gustaría aclarar que fui a la sesión golfa, y sólo pagué dos euros por la entrada. No estaba dispuesta a gastar más por ver semejante... en fin.

¡Atención! Si tienes intención de leer el libro o ver la peli, los siguientes párrafos estarán plagados de spoilers, así que te recomiendo que dejes de leer en este momento. Si, por el contrario, ya conoces la trama, o simplemente quieres deleitarte leyendo cómo pongo la película a caer de un burro: adelante. Éste es tu blog.

Lo primero es lo primero. Aquello que todos estamos esperando cuando tomamos la - nefasta - decisión de ver 50 sombras de Grey: el sexo. ¿Hay sexo? Sí. ¿Explícito? No exactamente. Hay escenas de sexo, efectivamente. Con esposas, fustas, bondage y esas cosas. Pero la cámara se encargaba todo el rato de no enseñar ni la pilililla (te lo dedico, Sora) de Cristiangrei ni el fifi de Anastasia. Se les vio el culillo a los dos, y luego a ella se le vieron los pechos. Bueno, hay un mini fotograma de menos de un segundo en el que a él se le ve un poco la pichurra. Qué locura, oiga. ¿Nos han timado? Eso depende de la opinión de cada uno. Yo, personalmente, prefiero eso a ver porno en un cine rodeado de extraños.

Sin embargo, no es que las escenas de sexo fueran algo brillante. Una de ellas, creo que la última o la antepenúltima, no sólo me horrorizó, sino que además, logró provocar la risa general en toda mi fila de butacas, y la de detrás. No, no tiene nada que ver el hecho de que las dos filas estuvieran ocupadas por mí y mis amigos, que fuimos a ver la película para descojonarnos. No. Sinceramente, yo ver a Cristiangrei fustigando a una Anastasia maniatada sobre la cama, a cámara lenta, y con cantos gregorianos de fondo... no termino de verlo. Especialmente porque la cámara lenta no jugaba a favor de Cristiangrei, quien tenía la cara de quien se está comiendo un yogur y se le cae la cuchara al suelo. No sé... hay que verlo para entenderlo.

La realización tampoco destacó por el juego de luces. De una escena en casa del Grei, de noche, en la que la única luz que hay es la que, en teoría, proviene de la calle, pasaba a ¡BAM! una panorámica de la ciudad de Seattle (la historia tiene lugar en Seattle, ¿no?) a las 10 de la mañana. Esos cambios de oscuridad lúgubre a blanco nuclear no sentaron nada bien a mis ojos. Tenía que mirar al suelo y parpadear cada vez que había un cambio de escena así, porque, literalmente: no veía. De hecho, en más de una ocasión, hubo gente en la sala que gritó: "¡Chacho, la puta luz!". Director... no hagas eso, mi rey. No es agradable.

Ah, y eliminaron la escena del tampón. Cosa que agradezco a los guionistas desde lo más profundo de mi ser.

Vale, hablemos ahora sobre Anastasia. Que tengo para dar y regalar.

Punto a favor: la parte introspectiva de Bellastasia - como yo la llamo así, de coñas, porque somos colegas - se la ahorraron. Lo cual está bien, porque en la película, como no sabes lo que la muchacha piensa, no te parece tan estúpida como en el libro. No sé ustedes, pero yo cada vez que leía lo de "la diosa que llevo dentro", se me revolvían las tripas.

Puntos en contra: la estupidez de Bellastasia queda reflejada de muchas otras maneras. En primer lugar: su risa. O sea... ¿por qué se reía así? Vale que eso es culpa de la dobladora, y no de la actriz, pero... ¿por qué? ¿Por qué se reía como una retrasada cada vez que Cristiangrei hacía algo que, en teoría, era romántico? "¡Porque está enamorada de él, Rie! ¡Tú no lo entiendes!". No. Yo estoy enamorada, y no me río así. Anastasia, no hagas eso.


Aproximación no jocosa.

Luego, algo de lo que te das cuenta desde que empieza la película. Anastasia pone cara de infinito éxtasis cada vez que Cristiangrei la toca. ¿La toca dónde? ¿En zonas sensibles? No. Cuando la toca. En el hombro. Cuando le toca. La cara. Cuando. La. Mira. Anastasia. Tiene. Un. Orgasmo. Anastasia. Qué. Te. Pasa. Por. Qué.

Otra de las cosas que no entiendo - ni entenderé nunca - de Bellastasia es el final del primer libro, en realidad, que evidentemente, se ha extrapolado a la película. Durante una hora y 45 minutos, Anastasia lo flipaba con Cristiangrei. ¡Uf, qué morbo, qué sensualidad, qué todo! ¡Ay, madre mía! Todo es estupendo, el BDSM es maravilloso, ¡ay, qué alegría! Pero, a falta de 15 minutos para que se acabe la película, Anastasia tiene una revelación: Cristiangrei quiere pegarle, y no entiende por qué.

Anastasia, reina. Un aplauso pa' ti.


Y entonces Anastasia le pide al tipo que la castigue, porque quiere entender por qué quiere pegarla. Cristiangrei le da un par de tortas, a pesar de que le advierte varias veces que le va a doler, y de que no es una buena idea; Anastasia se enfada, le grita a Cristiangrei, y se marcha.

 Te mereces otro, corazón.


Y ahí se acaba la película. Como una eyaculación precoz. Es el Tokyo Ghoul del cine.

Pero, ojo: Cristiangrei tampoco se salva. El actor es un coco, sí; pero no es eso a lo que me refiero. No sé si es porque leí el libro hace un par de años y no recuerdo bien los matices, pero no me había dado cuenta hasta ayer de lo jodidamente creepy que es este tío. No por lo del sadomaso (o lo que E.L. James considera como tal), sino... en general. Cristiangrei va a recoger a Anastasia al bar sin que ella le haya dicho dónde está. Cristiangrei le regala un Mac a Anastasia porque su ordenador está roto. Cristiangrei le regala un coche a Anastasia porque no le gusta el que tiene. Cristiangrei le manda mensajes a Anastasia en plan "Es la tercera copa que te tomas", y de repente, aparece para quitarle la bebida de las manos. Cristiangrei azota a Anastasia con un cinturón, y pone cara de infinita satisfacción mientras ella llora.

Las mujeres que afirman que Cristiangrei es el hombre perfecto me dan miedo.

En resumen: ¿puede ser la adaptación de un libro malo como un dolor buena? La respuesta es: rotundamente no. ¿Que es más divertida? Sí. Y mucho más cuando vas con gente que tiene el mismo interés que tú en ver la película, que es, básicamente, ninguno.

Conclusión: ¿recomendaría ver 50 sombras de Grey? Sí. Y si vas con un par de copas encima, es muchísimo más divertido.

martes, 10 de febrero de 2015

Este post es absolutamente necesario

La pregunta es simple:

ONE-SHOT SMUT DE RYAN Y TJ ANTES DEL PRÓXIMO CAPÍTULO: ¿SÍ O NO?

Eso es todo lo que quiero saber.

viernes, 6 de febrero de 2015

Atelofobia



Hace cosa de una semana, un compañero de trabajo de mi padre (que casi es como un tío mío, porque me ha visto crecer. Es decir, cumplir años. Crecer literalmente, no mucho) me pidió que me reuniera con él, que había algo de lo que quería hablar conmigo. Quería pedirme un favor de carácter académico-investigador, por el cual me pagaría una determinada cantidad. Evidentemente, no me negué: recibir un dinero por hacer algo que he hecho miles de veces mientras estudiaba en la universidad; y que además, se me da bien, es un negocio. 

El problema vino después, cuando me propuso presentar los papeles para solicitar una beca para el hacer el doctorado. Éste es un tema que me viene chirriando desde hace tiempo, pues no había pasado ni un mes desde que presenté el Trabajo de Fin de Máster cuando mi padre me dijo: "¿Qué? Ahora a por el doctorado, ¿no?". En ese momento ni siquiera me planteé el si quería meterme a hacer la tesis doctoral, porque estaba del TFM hasta el culo, y le dije tenía que pensármelo. No descartaba la posibilidad, pero tampoco era algo que me entusiasmara realmente.

Le di vueltas durante los meses de verano, y al final decidí que no iba a hacer el doctorado este año. Me he pasado los últimos cinco años de mi vida estudiando, y simplemente, ahora lo que me apetece es trabajar (si algún empresario con corazón me llama algún día, claro). Eso no significa que no haga el doctorado más adelante, sino que, ahora mismo, no tengo ganas ningunas de meterme en eso. Mi decisión no le hizo especial gracia a mi padre, pero bueno. No sería la primera vez.

Pues bien, el compañero de mi padre me propuso el tema de la tesis, que, visto desde fuera, parece muy innovador e interesante, pero que yo no termino de verlo. Era un rollo así de utilizar la inteligencia artificial para predecir comportamientos en el turista. No estoy segura, no entendí muy bien el rollo, y era sólo una idea sobre el qué quería estudiar. Nada concreto. El caso es que le dije al buen hombre que tenía que pensármelo, y que le daría una respuesta.

Se me ocurrió la genial idea de preguntarle a mi padre. Claro, ¿qué iba a decirme él? Que presentara los papeles, por supuesto. Que, si al final me la concedían, tendría un "sueldo" de 1.200€ todos los meses durante un máximo de cuatro años, con el que podría vivir perfectamente si no encontraba un trabajo. 

Tal cual me lo planteó, pues al final acabé aceptando la propuesta. Tenía que aceptarla, ¿no? Era lo que cualquiera habría hecho en mi lugar. Era lo que debía hacer.

Pero, claro. Al buen hombre se le olvidó comentar que el plazo acababa el 6 de febrero (mañana. Bueno, hoy, que ya pasan de las 12) a las dos de la tarde. Eso me lo dijo el lunes al mediodía. Y la cantidad de papeles que había que entregar era agobiante.

Cumplimenté, preparé y entregué todo aquello de lo que yo podía hacerme cargo. Es decir, todo aquello que no hablara sobre el proyecto de tesis en sí, del cual yo no tenía ni puñetera idea. Me he pasado toda la semana yendo y viniendo de sitios, entregando papeles, rellenando formularios, peleándome con el Acrobat... Un auténtico caos. A cambio, recibí un empeoramiento de mi lumbalgia que era ya lo último que podía desear.

Se suponía que esta mañana todos los documentos iban a estar listos para ser enviados. Yo había hecho mi parte, el tipo debía tener hecha la suya. Qué equivocada estaba. Lo primero que me dijo según entré en su despacho era que la memoria del proyecto de tesis (una de las cosas que había que entregar) era un pedazo de tocho de chorrocientas páginas del cual él se iba a encargar, pero que no había terminado. Me enseñó un fichero de Word con un mogollón de fórmulas matemáticas que me dieron mareos nada más de verlas. Y entonces me dijo: "Hay una parte de la memoria que tienes que escribir tú".

Me quedé blanca. Si ni siquiera sabía de qué narices iba la tesis, ¿qué se suponía que debía escribir? ¿Y para cuándo?

"Entre cinco y ocho páginas. Para hoy. Mañana por la mañana tengo dos reuniones a las que no puedo faltar, y todo tiene que estar enviado esta tarde".

Me vine abajo. He redactado textos así muchas veces, y he sacado verdaderas obras de arte cuando me pongo. Pero nunca bajo esas condiciones: sin saber exactamente qué demonios tenía que escribir, y disponiendo de un par de horas. No podía hacerlo. Estaba segura de que no iba a poder tenerlo para la tarde. Y que, si sacaba algo, sería un churro de cojones.

El compañero de mi padre debió de ver mi expresión de angustia, y me dijo que, si no quería hacerlo, que no lo hiciera. Que no presentara los papeles, y que lo dejara. Que no era plan el hacer algo que no me gustara o que no me apeteciera hacer. 

"Te voy a ser sincera", le dije. "No tengo maldita gana de hacer eso, y mucho menos con todas las cosas que tengo que hacer hoy. Estoy segura de que no voy a poder hacerlo bien. Pero no me siento a gusto echando todo esto para atrás ahora después de haberte hecho perder el tiempo preparando tu parte de los documentos".

"El tiempo que he perdido no sólo yo, sino tú también, ya no se puede recuperar. La cuestión es qué quieres hacer tú. La decisión la debes tomar tú. Porque yo no gano ni pierdo nada con esto. La única perjudicada eres tú".

Me bloqueé tanto que casi me echo a llorar delante del tipo. Me dijo que me fuera a casa, que pensara en lo que quería hacer y que le diera una respuesta lo antes posible, para él saber si seguía trabajando en la memoria o no.

Mi novio estaba trabajando cuando salí de su despacho, así que llamé a mis padres, que están de viaje. No sé para qué hice semejante tontería.

"Estas cosas son así. Si tienes que perder una tarde haciendo eso, la pierdes, por mucho que no te guste. Escribes lo que te salga, y lo presentas como puedas".

"Vete a casa, descansa, relájate, y come tranquila. Después de comer, te sientas y lo intentas. ¿Que no te sale nada? Mala suerte. Te quedas igual que estabas hace cuatro días. No puede pretender que le escribas una obra de arte de un día para otro. ¿Que te inspiras? Escribes lo que puedas. Como si es una sola página. Y que sea la otra parte la que decida no darte la beca porque no le convence lo que has presentado".

A pesar de que mi madre fue ligeramente más comprensiva que mi padre, no pude evitar echarme a llorar cuando me metí en el coche. Porque estaba muy perdida y no sabía qué hacer.

Volví a casa e hice lo que me dijo mi madre, excepto por lo de relajarme. Después de comer, me senté delante del ordenador con la intención de escribir algo. Aunque fuera una sola página. Dos, con suerte.

45 minutos después, el documento de Word estaba totalmente en blanco; y yo, con un ataque de nervios tal que me dio alguna arcada. 

Pero no porque estuviera bloqueada ni porque no lograra sacar el trabajo.

Porque me di cuenta de que no quería hacer la estúpida tesis doctoral desde el principio, y que dije que sí por compromiso. Porque es lo que debía hacer. Porque estaba intentando hacer una cosa que no me hacía nada de ilusión por agradar a todos los que esperaban que hiciera eso. Lo estaba haciendo por ellos, no por mí.

Fue doloroso darme cuenta de eso. Me doy un poco de pena, en realidad. Porque he sido así toda mi vida. Y, cuando creía que había cambiado y que había logrado anteponer mi bienestar y mis prioridades a las del resto del mundo, me di cuenta de que no era así. De que me siento culpable cuando hago lo que yo quiero, y no lo que quieren los demás.

Al final llamé al buen hombre y le dije que no iba a poder hacer lo que me pidió, y que no iba a presentar la documentación. Me dijo que ya se lo imaginaba, y que no pasaba nada. Que lo importante era que yo estuviera a gusto. Y que, sólo si yo quería, que me avisaría para el otro trabajo.

También llamé a mi madre, y me contestó, con voz seca: "Es la decisión que tú has querido tomar. Me puede parecer mejor o peor, pero es lo que tú has decidido. Aunque, yo en tu caso, con todas las molestias que te has tomado, habría seguido hasta el final, aunque fuera con una mierda de memoria". Mi padre no quiso ponerse al teléfono.

Son las 0:35, y aún sigo sintiéndome culpable por haber hecho lo que me ha dado la gana. Aunque fuera lo más sensato.

miércoles, 28 de enero de 2015

Gente que mola



Lo que les voy a contar ha pasado hace escasamente una hora.

Ahora mismo no me encuentro en una época precisamente buena de mi vida, y anímicamente no estoy para tirar cohetes. Llevo varias semanas exageradamente irritable y con los nervios que saltan a la mínima. Si encima, a eso, le añaden que, desde hace dos días, estoy de nuevo con el lumbago, se pueden imaginar el humor de perros con el que me levanté esta mañana.

Volvía a casa conduciendo después de atender un asunto urgente. De lo contrario, me habría quedado en casa con calorcito en la espalda Tengo la costumbre de, cuando voy sola en el coche, poner la música muy alta. Paré el coche en un paso de peatones por el que un chico extrajero de veintilargos años iba a cruzar. Él me sonrió y me dio las gracias con un gesto de la mano. Yo hice lo mismo desde el coche, pero dio la casualidad de que, justo en ese momento, me estaba viniendo arriba con la canción que estaba sonando (si tienen curiosidad por saber cuál es, hagan clic aquí). Evidentemente, no iba a dejar de cantar porque ese hombre me estuviera mirando. Yo tengo sentido del ridículo como todo el mundo, pero es que, o sea... es un temazo.

Lo más curioso de todo es que el tipo, muy sonriente, no me quitaba el ojo de encima, y empezó a caminar más despacio. Me hizo señas para que bajara la ventanilla. Inocente de mí, pensé que me iba a pedir indicaciones, como suelen hacer los guiris. Pero el tío no se acercó al coche. Se paró en medio del jodido paso de peatones a escuchar la canción que estaba sonando en mi coche.

Se la sabía. No sólo me levantó el pulgar en señal de aprobación, sino que cruzó lo que le quedaba de carretera canturreando y moviendo la cabeza.

Ese hombre hizo que llegara a mi casa con una sonrisa.

Gracias. Ojalá hubiera en el mundo más gente como tú, simpático desconocido.

sábado, 17 de enero de 2015

Ragú de guisantes y bacon con tomate

Voilà! De aquí a hace unos meses me he diversificado, y me he animado a cocinar más allá de la repostería y los dulces. Evidentemente no soy Martín Berasategui, pero, por lo menos, me apaño en la cocina, y soy capaz de preparar algo un pelín más elaborado que un plato de macarrones con queso. Por variar un poco, que de vez en cuando, no viene mal.

Este plato fue mi cena de anoche. Rapidísimo, fácil y rico. ¿Qué más se puede pedir?



INGREDIENTES (para una persona)
- 130g de guisantes congelados
- 100g de bacon en trocitos (en los supermercados venden unos paquetes muy chulos de bacon troceado listo para usar)
- Un poco de mantequilla (con raspar un poco con una cucharita será más que suficiente) 
- Un diente de ajo
- Una pizca de tomillo
- Tres cucharadas soperas de ketchup (en mi caso, yo utilicé Heinz, pero vale cualquier marca)

1) Hervir los guisantes hasta que se descongelen y se queden tiernos. Mientras, pelar y picar el ajo pequeñito.
2) En una cacerola pequeña, fundir la mantequilla y añadir los trocitos de bacon.
3) Cuando el bacon empiece a coger colorcito, bajar el fuego y añadir el ajo picado, el tomillo y los guisantes congelados. Dejar cocer durante tres minutos removiendo de vez en cuando.
4) Añadir el ketchup y una cucharada sopera de agua, y dejar que termine de hacerse durante dos minutos más.
5) Se puede salpimentar si se desea antes de servirlo.

¡Y ya está! En dos patadas, un plato rico y sencillísimo de hacer que puede servir tanto de  plato único como de guarnición. Evidentemente, las cantidades de ajo, tomillo y ketchup pueden variar a gusto del consumidor.

¡Nos vemos pronto en otra receta!

lunes, 12 de enero de 2015

La actualización más esperada del último año.

¿Y por qué es la actualización más esperada del último año? ¡Porque es una actualización! ¡Ni más ni menos! ¡Parecía que este blog había caído en el más profundo y humillante de los olvidos, pero no es así! ¡El blog de RiRi está vivo!

Joseph Gordon-Levitt está encantado con la noticia.

Calm your tits, fellas. Pero lo primero de todo, aunque a la inmensa mayoría no le interese, es relatar el por qué he estado tan ausente durante todo este tiempo. Sé que son cuatro los pelagatos que pierden su tiempo en leerme, pero los cuatro - maravillosos  - pelagatos que me leen se merecen una explicación.

Quien tenga un poquito de trato conmigo probablemente ya lo sabrá, pero el curso pasado me matriculé en un curso de Máster. El horario era nefasto (de 16.00 a 21.00 de lunes a viernes. Los viernes también. LOS VIERNES. ¿ESTAMOS LOCOS?), y nos marcaban una cantidad de tarea que no era normal. Pero tengo que reconocerlo: me lo pasé en grande. Conocí a gente maravillosa - éramos un total de 16 alumnos, y sólo cuatro éramos españoles - con la que pasé unos meses estupendos y de la que aprendí un montón de cosas. Desde aquí les deseo todo lo mejor a todos y cada uno de ellos, dondequiera que estén ahora.

Claro, se estarán preguntando: "¿Y dónde está el drama?". Yo les diré dónde está el drama: un mes después de empezar el Máster me contrataron como becaria en un departamento de mi facultad. Trabajaba los lunes, miércoles y viernes desde las ocho de la mañana hasta casi las dos de la tarde. Y entraba en clase a las cuatro. Se pueden imaginar lo chulis y relajados que eran los días que que tenía que trabajar. Pero trabajar, trabajar. En plan en serio. Pues, claro, dedicaba los fines de semana a hacer toda la tarea que no me daba tiempo a hacer durante la semana. Y a tener un mínimo de vida social, si los trabajos me lo permitían. Evidentemente, tenía cero tiempo para dedicar al blog.

El Máster acabó a principios de mayo. ¿Y qué vino después? Un pequeño monstruo llamado Trabajo Final de Máster. Podría dar detalles sobre mi aterradora experiencia haciendo el TFM, pero creo todo individuo debe haber pasado por un proyecto de esas características para poder entender cuán... terrible pudo llegar a ser.  

Ésta soy yo cada vez que alguien me preguntaba cómo llevaba el TFM.

A todo esto, mientras lloraba con el proyecto, también seguía trabajando. Con lo cual, lloraba el doble. Aunque reconozco que no fue tan terrible, porque mi jefa - que también era mi tutora del trabajo - me ayudó un montón, y me dejó adelantar cositas del proyecto en horas de trabajo. Gracias, Conchy. De no ser por eso, creo que, a día de hoy, aún no me habría crecido el pelo.

Presenté el proyecto y aprobé con más nota de la que esperaba. Estupendo. Fui con mis compañeros del Máster a celebrarlo, y me pillé tal pedal que la resaca al día siguiente fue de libro. Eso no fue tan estupendo. En julio ya estaba libre. Ya podía dedicarme a escribir un poco, ¿no? Error. Porque me fui a Mordor. Para los que no sepan lo que es Mordor más allá de El señor de los anillos, Mordor es la casa que tienen mis padres en las afueras de Las Palmas en la que no hay WiFi, y la red móvil llega... cuando le apetece. Y en su lugar, hay cabras pastando por el barranco. Lo de las cabras es totalmente verídico. Pasar los veranos en Mordor es lo más parecido a estar aislada que he experimentado nunca. Odio Mordor. Con todo mi ser. Y estarán pensando: "Oye, RiRi, ¿por qué no le pides a tu padre que ponga Internet en Mordor?". Mi respuesta es: "Intenta convencerlo tú, majo. Yo llevo más de siete años intentándolo". Mi gozo en un pozo: pretendía pasar un verano tranquilito, rascándome las pelotas, y me lo pasé sin Internet de ningún tipo, y de regalo, con un episodio de lumbago terrible que me hizo, sinceramente, desear la muerte. En serio. Nunca, jamás en la vida, había padecido de la espalda, y una mañana, ¡paf! Mis lumbares decidieron que cualquier postura en la que me colocara me provocaría dolor. 

Un verano cojonudo. Gracias a que se me ocurrió comprarme una PS3 a principios de julio. Si no, no sé cómo habría sobrevivido.

Llegó septiembre, los antiinflamatorios y el cojín de calor me quitaron los dolores, y regresé a Las Palmas. Pero aún no era el momento de tener tiempo para escribir. Because cosplay happened.

Pasé, literalmente, todo septiembre y octubre haciendo el cosplay que llevé durante el V Festival del Manga de Las Palmas de noviembre. No es broma. Cuando no iba a clase de alemán o estaba comiendo, estaba trabajando en el DICHOSO COSPLAY DE LOS COJONES. Me pasé más tiempo en casa de Mr. Pelos que en mi propia casa. Ah, para quien no lo sepa, Mr. Pelos y yo seguimos juntos, y este año hará seis que somos pareja Reconozco que el dichoso cosplay de los cojones nos dio más de un quebradero de cabeza, y más de una vez me dieron ganas de mandarlo todo al carajo. Pero al final mereció la pena, porque el dichoso cosplay de los cojones nos hizo ganar el segundo premio en el concurso de cosplay No lo esperábamos para nada, y para nosotros, después de tanto trabajo y tanto esfuerzo, ¡fue casi como una victoria!

Éste es el dichoso cosplay de los cojones: Cross Marian y María, de D.Gray-Man. Mola, ¿verdad?
MOLA UN HUEVO. Y LO SABES.

Yo, sinceramente, pensé que, una vez se acabara el Festival del Manga, tendría tiempo para mí. ¡Mentira! Mi monitora de aerobic me convenció para participar en el Blume, que es algo así como un festival internacional de gimnasia. Lo cierto es que accedí porque el año pasado no pude participar, y se me quedó esa espinita clavada. Para qué fue aquello. Ensayos lunes, miércoles y viernes por la tarde, y sábados por la mañana. El nivel de cansancio no sólo físico, sino también mental, era tal que llegaba a casa tan hecha polvo que sólo tenía ganas de ducharme, ponerme en pijama y taparme con una mantita a ver episodios repetidos de La que se avecina. Pero mereció la pena. Me lo pasé súper bien el día de la actuación. Hicimos un buen trabajo.

Lo que no fue tan guay fue el regreso del lumbago terrible el día después de actuar. Aunque quizás llamarlo "lumbago terrible" se queda corto. Aquello fue el lumbago del mal. Me tuvo en reposo casi un mes el condenado. Lo bueno es que, gracias a ese nuevo episodio de dolor, descubrí que sufro hiperlordosis lumbar, y que debido a ella voy a sufrir dolores lumbares con frecuencia durante el resto de mi vida. Ya ves tú qué guay.

Y bueno, para cuando el lumbago se me pasó, llegaron las vacaciones de Navidad, y su consecuente traslado a Mordor. Ya conocen Mordor, me voy a ahorrar las malas palabras. 

Entre mis propósitos para el 2015 está el mantener vivo el blog, y postear, al menos, una vez al mes. Y aquí me tienen: ayer volví de Mordor, y aquí estoy, cumpliendo con lo que prometí. Volviendo por la puerta grande. Mi intención es escribir un poco de todo: recetas - que más gente de la que imaginaba me pide consejos a la hora de cocinar. Soy Top Chef, chaval -, posts absurdos de los míos, algún que otro arrebato literario creativo... Y SÍ, EL CHICO PERFECTO TAMBIÉN, SÍ, QUE SÉ QUE LLEVAN TODO ESTE RATO ESPERANDO A QUE LO NOMBRARA. Sí, tengo intención de continuarlo. Es más, jamás me he planteado dejarlo. Aún tengo Ryan para rato. Pero no puedo dar una fecha exacta para el próximo capítulo, porque antes de empezar quiero terminar con dos fanfics que tengo a medias desde hace la de Dios, y prefiero acabar antes con eso, que es relativamente menos trabajoso, y luego ponerme en serio a hacer Ryanadas. ¡Lo bueno se hace esperar! 

Y a todo esto, si alguien está interesado en leer fanfiction escrito por mí, puede echar un vistazo haciendo clic aquí.

Esto es todo por el momento. Estoy segura de que volveremos a leernos muy pronto. Al menos, ésa es la intención.

Bendiciones, y buenas noches 

¡Gracias por leer hasta el final! ♥