domingo, 28 de agosto de 2011

Coulants de chocolate.

También conocidos como "los esos de chocolate que, cuando los partes con la cuchara, el chocolate de dentro hace ¡puf!".

Fáciles, rápidos y baratos. ¿Para qué decir más?

INGREDIENTES (6 unidades):
- 125g de chocolate negro 70% de cacao o superior
- 125g de mantequilla
- 150g de azúcar
- 4 huevos (dos de ellos, sólo las yemas)
- 50g de harina

1) Desmenuzar el chocolate en un cazo con la mantequilla cortada en trocitos. Fundir ambos ingredientes al baño maría a fuego lento. Cuando formen una pasta marrón homogénea (¡y con muy agradable olor!), dejar que se enfríe un poco.

2) Mientras se derriten el chocolate y la mantequilla, mezclar en un bol los dos huevos, las dos yemas y el azúcar hasta que formen una masa uniforme. A continuación, añadir el chocolate fundido y la harina, previamente tamizada, y remover bien.

3) Untar los moldes con mantequilla (yo utilicé un molde continuo para magdalenas, aunque supongo que también servirán moldes tipo flaneras, o incluso tazas corrientes que se puedan meter en el horno). Para garantizar que la masa no se pegue, se pueden espolvorear ligeramente con un poco de harina. Nunca falla. Repartir la masa en los moldes y meter los coulants en el horno precalentado a 190ºC.

4) Hornear hasta que tengan por fuera un aspecto esponjoso (aproximadamente 20 minutos). Estarán listos cuando, al pincharlos con un cuchillo o palillo, salga limpio por los extremos y manchado de chocolate por el centro de los coulants.

¡Más fácil, imposible! Se pueden servir con una bola de helado de vainilla, un poco de nata o con salsa de chocolate, fundiendo a fuego lento en un cazo 110g de chocolate negro, 175g de azúcar y dos cucharadas de mantequilla. Yo iba a servirlos con la salsa, pero resulta que, mientras estaban en el horno, Carlota, mi hermana y yo... en fin, nos comimos parte del chocolate que íbamos a usar para eso...

¡Y aquí la evidencia! Por favor, no se metan con la calidad de imagen del iPod de Carlota.
















Se comen calientes, recién salidos del horno, o con un par de vueltas en el microondas. Observen que, por dentro, el chocolate queda calentito fundido. ¡Ése es el chocolate que, cuando lo partes, hace ¡puf!

Que sepan que, cuando mi tía los probó (mi tía Cristi es sinónimo de máxima autoridad en las labores de repostería), me ordenó (ella no pide, ordena) que los preparara para Nochebuena. ¡Ése es el mayor de los honores que alguien en mi familia puede recibir: encargarse del postre en Nochebuena! ¡Qué feliz soy!



















¡Gracias a mi hermana y a Carlota por hacer de pinches!

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