lunes, 16 de mayo de 2011

Dos años, y sumando.

ADVERTENCIA: esta entrada es muy larga y ñoña. Si usted no quiere acabar en modo puke rainbows, desde la Orden Oscura le recomendamos que no la lea y que malgaste su tiempo en cosas útiles. Le sugerimos que, por ejemplo, vea porno. Gracias por su atención.

Hace hoy dos años, y más o menos a esta misma hora, durante el segundo día del III Salón del Manga de Gran Canaria - qué curioso, justo ayer terminó el IV Salón. Francamente, no cumplió mis expectativas, pero menos da una piedra -, mi amiga Annie me dijo: "Espérame aquí, que voy a ir a *insertar lo que Dios sabe qué carajo estaría haciendo*. ¡Vuelvo enseguida!".

No volvió.

Allí estaba yo, cosplayada de moguri, esperando en medio del recinto como una imbécil a que la muy zorra apareciese - en realidad yo sabía que no iba a aparecer - durante más de media hora. Y quiso el destino que en ese momento los planetas se alinearan para que apareciese delante de mí, caminando hacia la salida, una túnica de la Organización XIII con un parche en el ojo derecho. David, el del culito prieto - y tanto que le apretaba el culo esa túnica. ¡Madre mía del amor hermoso" -.

No sé si fue porque David me interesaba desde hacía un tiempo, o porque el día anterior había hecho una promesa con una amiga en la que nos había propuesto pillar cacho en ese Salón. No lo sé exactamente, pero la cuestión es que le grité:

- ¡Daviiiiiid! ¡Adóptame, que me abandonaron!

Y me adoptó. Me dijo que se quedaría haciéndome compañía hasta que volviera Annie. Sinceramente, GRACIAS POR NO HABER VUELTO NUNCA.

La verdad es que David me gustaba desde antes. Lo conocí cuando hacíamos las quedadas de la playa - que, a día de hoy, no se hacen por razones que se escapan a mi conocimiento. Y es una pena, porque lo pasábamos teta -. Desde el principio me pareció un tío muy majo y que, aunque físicamente no era mi tipo, no estaba mal. Y ya por aquel entonces descubrí que cuenta unos chistes malísimos. Pero en ese momento yo estaba completa y perdidamente colgada de un tío que no me hacía ni puñetero caso. Qué pérdida de tiempo.

Meses después, el día de mi cumpleaños, coincidimos. Yo había ido con unas amigas a comernos una pizza, y cuando volvimos al parque, él estaba allí con unos amigos. Como no teníamos nada más interesante que hacer, nos acoplamos y pasamos la tarde juntos. Allí me di cuenta de varias cosas: de que tenía unas pestañas larguísimas y preciosas; de que tenía un culo tremendo, y de que su repertorio de chistes malos seguía siendo pésimo. Pero también me di cuenta de algo más: de que sentía mucha, muchísima curiosidad por conocerle a fondo. Tenía la pinta de ser el típico tío que, de lo bueno que es, es tonto. No me equivocaba.

Después de eso nos encontramos por la calle algunas veces, y la última fue cuando me tenía sentada sobre sus rodillas en el Salón. Cuando quise darme cuenta, mientras hablábamos de banalidades, había empezado a acariciarme los gemelos con las yemas de los dedos - llevaba unos leggins cortos -. Me sorprendió lo suaves que tenía las manos, y más aún, lo delicado que era a pesar de ser un tío grandote. Era muy agradable.

Y cuando volví a darme cuenta, nuestros rostros estaban muy cerca. Yo me moría de ganas de besarlo. En ese momento, una parte de mi cerebro me dijo: "Ni se te ocurra. No lo hagas ahora porque es demasiado pronto. Pensará que estás desesperada". La otra dijo: "Al carajo. Cómele la boca".

Ganó la segunda parte. Él me miró con cara de sorpresa, y entonces pensé: "... mierda. Creo que no debí haberlo hecho". Y él, para asombro mío, empezó a reírse y me dijo: "¡Tranquila, que tenemos todo el día!".

Y nos pasamos el resto del Salón achuchados y dándonos mimos por los rincones. La gente nos miraba, supongo que porque nunca se habrían imaginado que nos liaríamos - yo, por lo visto, tenía fama de difícil -. Y esa fue la primera vez en mi vida que me resbaló absolutamente todo.

El domingo por la tarde, antes de que me fuera, me pidió mi móvil y me dijo que me llamaría. Durante los dos siguientes días me sentí como en una peli americana: mirando inútilmente el móvil a todas horas esperando como una perra en celo a que me llamara. Pero al final me llamó, y me propuso quedar el miércoles. Yo tenía el último examen de 2º de Bachillerato ese día, y cuando terminé, fuimos a pasear al parque.

A partir de esa tarde, y durante las siguientes en que nos vimos, yo iba enamorándome irremediablemente cada vez más. Al principio tuve miedo de decírselo, porque en un principio habíamos quedado en que lo nuestro no fuese nada serio, pero no podía evitarlo. Era un tío súper atento, dulce y cariñoso, de esos que parece que han salido de un episodio de los Teletubbies.

Saqué fuerzas de donde no las había y finalmente le confesé mis sentimientos. En un primer momento, él no supo qué contestarme, y entonces yo pensé: "... calladita estabas más guapa". Sin embargo, al final David me dijo que yo le gustaba un montón y que quería intentar algo serio conmigo.

Fíjate si salió bien el experimento que de eso hace ya dos años. Dos años en los que el pobrecito ha tenido que tragarse mis obsesiones, mis miedos, mis idas de olla, mis arrebatos y mis bajonas. Y a pesar de todo, sigue ahí. Bien es cierto que yo también he tenido que tragarme los suyos, y a la pregunta de quién de los dos ha tenido que tener más paciencia que el otro, la cosa está bastante igualada.

Pero, a pesar de las cosas malas que hayamos podido pasar juntos, son muchísimas más las cosas buenas que me ha regalado el estar con él. Él es mi primer novio - qué tristeza, yo en ese momento tenía 17 años -, y con él he descubierto lo que es sentirse querida de una manera especial, sentirse necesitada y sentirse protegida. Con él he hecho muchísimas cosas que hasta ese momento no había podido hacer con nadie.

Además, he tenido la suerte de que compartimos casi todas nuestras aficiones, y estar con él es una de las cosas más divertidas que ahora mismo podría hacer, aunque simplemente no hagamos nada.

Han pasado dos años, y desde lo más profundo de mis entrañas espero poder seguir queriéndole durante muchos años más - siempre y cuando no me abandone por una pelirroja de ojos verdes con pecas y tetas enormes a la que le gusten los juegos de tiros.

TE QUIERO, MR. PELOS.


3 comentarios:

  1. Primera pregunta: ¿qué es el cáncer de Zamora?
    Segundo: que bonitoooo *w* jiji, ya sabía yo que David era un buenazo.
    Buéh, pues eso, que enhorabuena, taáh xD

    Güan kis

    ResponderEliminar
  2. ¿¡VES!? ¡¡AUN HAY ALGUIEN A QUIEN NO LE HE CONTADO LO DEL CÁNCER DE ZAMORA!! XDDDDDD

    Ohhh, de nada, espero que no te moleste que te dejara TAN sola. Ni siquiera recuerdo qué fui a hacer xD...

    ¿¡PERO QUE A BLACK AND DECKER Y A MÍ NOS QUIERES MÁS!?

    ResponderEliminar
  3. Lu:
    Si te lees la "sala de charla" 1, puedes encontrar la respuesta. Lo del cáncer de Zamora es un episodio traumático de mi vida XDDD

    Annie:
    Lo estuve pensando. Creo que aquél fue el momento en el que fuiste a olisquearle el trasero a Culito (cejas). Y sí, os quiero más <3

    ResponderEliminar

¡Vamos, es gratis y no duele!


¡Gracias por leer hasta el final! ♥