lunes, 23 de mayo de 2016

La ULPGC mola un pegote.


Según el último U-Ranking, la clasificación elaborada por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y la Fundación BBVA, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ocupa la 52ª posición en el ranking de universidades españolas. La 52ª posición de un total de 61. Lo cual no es especialmente sorprendente.

Los parámetros que utiliza este sistema para clasificar las universidades son el rendimiento docente, el rendimiento investigador y los resultados de innovación y desarrollo tecnológico. Pero estoy segura de que, si incluyeran la eficacia de los organismos burocráticos, la ULPGC tendría una clasificación para ella sola. Y quedaría en última posición. En el subsuelo. Con las lombrices.

¿Por qué estoy contando esto? Desde que entré a estudiar en la ULPGC, por ahí por el año 2009, jamás había tenido un problema de tipo administrativo, a pesar de que conozco a muchísima gente que no sólo los ha tenido, sino que se repiten una y otra vez, curso tras curso. Es por todos bien conocida la supuesta incompetencia del personal administrativo de la ULPGC, sin distinguir entre facultades o vicerrectorados. Por primera vez, en el 2016, he podido comprobarlo por mí misma. Y casi los mato.

Por eso, he decidido dedicar un pequeño espacio de este, mi querido blog, a recopilar algunas grandes pifias de las administraciones de la ULPGC. ¿Para qué? ¿Acaso va a servir de algo? Por supuesto que no. Pero quiero quejarme. Quiero quejarme fuerte.

Ejemplo nº 1. ¡Estoy estudiando gratis!

Éste es el que me sucedió a mí. En marzo de este año salió una convocatoria de becas de colaboración en institutos tecnológicos, que las lleva el Vicerrectorado de Investigación, Desarrollo e Innovación. Siguiendo minuciosamente las instrucciones que recogía la convocatoria, junté toda la documentación que me pedían, y la envié. Hasta aquí, todo correcto.

A los dos meses, al vicerrectorado le dio por sacar la resolución provisional. Cual fue mi sorpresa cuando vi que no habían aceptado mi solicitud, a pesar de que presenté todos los papeles en regla. Pero no sólo eso: junto conmigo, se habían cargado a un mogollón de solicitantes.

Cuando llego a la parte en la que describen los motivos por los que se han denegado las solicitudes, ATENCIÓN: «El resguardo del pago de las tasas del título en curso no tiene el sello de la entidad bancaria, por lo que no se acredita el pago de las tasas».



Lo primero que pensé fue: "No, no, no. Aquí está fallando algo".

Recupero el resguardo del pago de las tasas, y efectivamente: no tiene el sello del banco. Pero, en su defecto, lo que figura es el código impreso que te dejan en el papel cuando pagas cualquier cosa en ventanilla y el señor o la señora del banco lo pasa por esa especie de impresora. Vale que se había impreso justo encima de la tabla donde aparecen las asignaturas, pero no hay que ser un hacha para verlo.

O sea, que el Vicerrectorado había denegado mi solicitud porque, según ellos, no había pagado las tasas de matriculación de los estudios de este año.

Ergo, según ellos, llevo desde septiembre estudiando gratis.

Y, sin embargo, ahí estaba el código que acreditaba que las había pagado.

Porque es que, si no pagas las tasas, NO PUEDES ESTUDIAR.

Y ESTAMOS EN MAYO.

Y NADIE ME HA DICHO NADA SOBRE LAS TASAS NI SU PUTA MADRE.

Pero bueno, antes de que me diera un ictus del enfado, decidí intentar subsanar el percal, ya que tenía dos semanas para reclamar. Al día siguiente fui al banco y le expliqué al señor de la ventanilla lo que había pasado, y que necesitaba que me pusiera un sellito.

- No es por nada, pero el número que tienes ahí es la verificación mecánica. Eso acredita que el pago está hecho.

- Ya, ya lo sé. Pero me han dicho que necesito un sello de la entidad bancaria para acreditar el pago de las tasas.

- Pero es que yo no te puedo poner el sello.

- ¿Por qué no?

- Porque ya tienes ahí la verificación mecánica.

- Que sí, que lo entiendo perfectamente. Pero es que eso no les vale en la universidad. Necesito el sello.

- Pero es que las tasas ya están pagadas. ¿Para qué quieres un sello?


Antes de arrancarle la cabeza al caballero, decidí probar en otra oficina. En la segunda tuve más suerte, y la mujer que me atendió me puso el sello. Comprobando antes A TRAVÉS DE LA VERIFICACIÓN MECÁNICA que el pago, efectivamente, se había efectuado. Y compartiendo conmigo la idea de que, en la ULPGC, son todos idiotas.

Esa misma tarde envié la alegación con el dichoso papel y el sellito de los cojones para que en el Vicerrectorado se lo metan por donde les quepa.

En este momento sigo a la espera de la resolución definitiva de la convocatoria de becas. Pero, no sé por qué, me da que no me la van a conceder. Seguramente se inventarán cualquier otra chorrada para denegármela. Como a uno que en la provisional le rechazaron la solicitud porque, ojocuidao: «No se aporta el documento que acredita la personalidad del solicitante (el documento aportado no es completamente legible)». O sea, porque la fotocopia del DNI salió borrosa.

Tócate los huevos.

Ejemplo nº2. ¿Pero me puedo pasar al Doble Grado o no?

Éste es el caso de una chica que, cerca de acabar el curso, se acercó a la conserjería de la facultad de Traducción e Interpretación para pedir información sobre cómo pasarse al Doble Grado. La señora al otro lado del mostrador, muy poco entendida en el tema, la dirige a Administración, y allí le explican, con el mayor de los convencimientos, que el trámite exige presentar una cantidad ingente de papeles que luego deben remitirse al vicerrectorado pertinente para ser sellados, firmados y compulsados para, finalmente, efectuar el traslado del expediente. En resumidas cuentas, que era un proceso muy largo y que, a aquellas alturas, no merecía la pena intentar porque no iba a entrar en plazo. Esta chica, desilusionada y triste por su mala suerte, se resignó a intentarlo de nuevo en septiembre.

A comienzos del curso siguiente, esta pobre muchacha va a Administración a pedir que le repitan los papeles que tiene que presentar para empezar a gestionar toda la burocracia con tiempo para que no le volviera a pasar lo que en el curso anterior. En la administración le atiende una señora totalmente diferente a la primera, y le informa de que lo que le habían contado era completamente erróneo. Que era cierto que tenía que presentar mucha documentación, pero que había habido una convocatoria en julio a la que se podía presentar perfectamente; y que, con suerte, era bastante probable que hubiese entrado. Que quién demonios le había contado aquella trola.



Ejemplo nº 3. Me gustó tanto esa asignatura que lo voy a cursar otra vez.

Un chico que cursa ADE aprobó en su momento la asignatura Derecho Civil y Mercantil, de primer curso. Bien por él. La cosa es que, dos años después, mientras estaba eligiendo las asignaturas de tercero, el sistema informático le obligaba a elegir las pendientes de primero. Y, ¡sorpresa! A pesar de estar aprobada desde hacía dos años, Derecho Civil y Mercantil aparecía como suspendida, y por ende, le obligaban a matricularse en ella - y a pagarla.

Nuestro protagonista, a la luz de los acontecimientos, fue a la administración de Empresariales para arreglar el error. Pero no. El personal de la administración le juraron y perjuraron que, en el sistema, esa asignatura aparecía suspendida. El muchacho, con toda la razón del mundo para estar enfadado, se quejó al departamento pertinente en la facultad de Derecho. Los profesores removieron cielo y tierra hasta encontrar el famoso examen de dos años de antigüedad que, finalmente, y contra todo pronóstico, resulta que estaba suspenso.

El resumen de esta historia es que los profesores de Derecho asumieron su error al pasar las notas, pero que, igualmente, este chico estaba suspendido. Y que, además, la culpa en última instancia era suya, ya que, atención: era su responsabilidad comprobar que la nota que figuraba en las actas del Campus Virtual coincidía con la del documento que ellos habían subido, y en el que aparecía que estaba aprobado por un error del cuerpo docente


Lo peor de todo es que el pobre chico tuvo que volver a matricularse de esa asignatura en tercero, pagar por ella, y aprobarla de nuevo.

Ejemplo nº 4. Que sí, mi niña. Tú matricúlate.

Esta anécdota también tiene lugar en la facultad de Traducción e Interpretación. Mientras hacía la matrícula para el tercer curso de Traducción e Interpretación Inglés-Alemán, se da cuenta de que no le llegan los créditos, y tiene pendiente una asignatura de segundo. Por lo tanto, al matricularse de la de segundo, una de las de tercero se le quedaría fuera. 

Esta chica, alarmada, llama a la Unidad de Estudiantes para que la asesoren. La señora al otro lado del teléfono, después de comprobar y requetecomprobar el número de créditos de la asignatura de segundo, le dice lo siguiente: que se matriculara en la materia de segundo, y que si la aprobaba en la convocatoria Especial o Extraordinaria, antes de que empezara el curso, podía matricularse en la que dejaba fuera de tercero. Es decir, si aprobaba la de segundo, una vez se la quitara de encima, podía llenar el hueco que dejaba ésta por la de tercero.

La chica confió en aquella señora que había contado hasta la saciedad el número de créditos disponibles, e hizo lo que le recomendó. ¿Por qué iba a engañarla esa señora?

La muchacha aprueba la famosa asignatura de segundo. Pero, ¡oh! En enero le dicen que aquello que le habían contado era completamente falso; que jamás de los jamases se había hecho una gestión como ésa y que era imposible que se matriculara de la asignatura de tercero en tercero. Nuestra pobre amiga, gracias a las sustancias bajo las cuales debió de hablarle la señora de la Unidad de Estudiantes, se enfrenta a una asignatura infernal de tercero en cuarto curso, junto con las prácticas y el Trabajo Fin de Grado.


Pero esto no acaba aquí. La mejor parte de esta historia es que, después de enviar una reclamación al Rectorado, no-sé-cuántas semanas después, suena el teléfono.  

- Buenos días. ¿Eres X, la de la solicitud de Traducción e Interpretación? Llamaba para decirte que se ha aprobado, y que puedes matricularte sin problemas.

Y DOS MINUTOS CONTADOS después, vuelven a llamar.

- Oye, mira, que ha sido un error. Que no han aprobado la solicitud.


Ejemplo nº 5. No computa.

Seguimos en Traducción e Interpretación. A una chica le llegan de golpe tres correos con la siguiente información: «Del grado de Traducción e Interpretación Inglés-Alemán, la asignatura X no computa en esta convocatoria». 

Nuestra protagonista, alarmada (ya que estaba segura de que aún le quedaban convocatorias), acude rauda y veloz a la administración de la facultad a preguntar qué ha pasado y qué demonios es eso de "no computa".

La respuesta unánime de las cuatro señoras administrativas presentes fue la siguiente:


Por sugerencia de las señoras, la chica va desde la facultad, en Tomás Morales, a Servicios Administrativos, en San Roque. Es decir, a tomar por culo. Allí le responden lo siguiente:


Finalmente, el día fue salvado gracias a una adorable mujer que estaba junto a la facultad de Ciencias de la Educación dando información a los chavales de Bachillerato sobre los Grados Universitarios. Es decir, gracias a una persona totalmente ajena a la facultad y a la administración.

A los acontecimientos me remito.

ULPGC: a ver si aprendes a hacer bien tu puto trabajo.


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