viernes, 5 de febrero de 2016

Los eBooks no son para mí


El tema de los eBooks, al menos por mi parte, genera discusión cuando sale a colación. Yo me declaro totalmente contraria a los libros eléctricos. Y lo digo bajo la premisa de que tengo uno, y lo he usado. Y mi madre, lectora acérrima de toda la vida, también tiene uno. 

Es cierto que los eBooks tienen muchas ventajas. Palian el problema del espacio que sufrimos los que leemos con asiduidad. De hecho, mi madre es usuaria forzada de eBook porque mi padre le prohibió comprar más libros. Porque no había espacio en casa para ponerlos. Pero literalmente. Y, por mi parte, aunque soy partidaria de donar a bibliotecas o a tiendas de libros de segunda mano aquellos que ya has leído y que, probablemente, no vuelvas a leer, lo de buscar hueco para libros nuevos... digamos que sudo bastante.

Además, el eBook te permite llevarte contigo hasta el libro más grande. Ocupa poco espacio, y es ligero. Imagina cómo acabaría tu hombro si quisieras llevar cualquiera de Ken Folett en el bolso. 

Y lo mejor del libro electrónico, bajo mi punto de vista, es que, en la mayoría de los casos, puedes acceder a libros de manera fácil y gratuita. Basta con buscarlos en Internet y descargarlos. Esto está genial para cuando no tienes pasta, o simplemente, no te la quieres gastar; cuando no estás muy seguro de si el libro te va a gustar, o cuando no lo encuentras en préstamo en las bibliotecas.

Pero, a pesar de todas estas ventajas, lo siento, pero yo soy de libro en papel. No puedo evitarlo. Yo necesito pasar las páginas para disfrutar un libro. Necesito ver cómo voy avanzando, cómo el marcador cada vez se acerca más a la contraportada. Y por no hablar del gustazo de abrir un libro recién comprado, y que el olor a libro nuevo te acaricie la nariz. Y ya cuando el libro es viejo, el gustazo es mayor. Además, con lo bonito que es prestarse los libros...

En definitiva, y para quien quiera un símil que pueda entender, leer libros en formato físico son como hacer el amor con la persona que quieres. En mi caso, que soy mujer, y esa persona es un hombre, digamos que esa parte de su anatomía es suave y cálida, y la sensación en general* es agradable.

Por su parte, leer un eBook es como cuando el ginecólogo o la ginecóloga te hace una citología. Te mete el espéculo, ese chisme metálico, frío, duro y sin amor; y luego te rasca las paredes de la vagina con la espátula de los cojones, a sabiendas de que te va a hacer daño y que vas a pasar uno de los momentos más desagradables del día.

Ahora mismo estoy somatizando lo que estoy escribiendo, y me estoy poniendo malísima.

Y por lo mal que lo paso cuando me toca la revisión en el ginecólogo, yo soy de libros (°◡°♡).:。

* Que no se ofenda nadie, por favor, que es muy fácil ofender a la gente en Internet estos días. He dicho en general. Que tú concretamente, lector anónimo, prefieres destrozar los genitales ajenos y tener tórrido sexo salvaje, es tan respetable como los que prefieren tener slow-sex. Pero tu vida sexual no me interesa lo más mínimo. Sólo espero que sea abundante y satisfactoria 

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