domingo, 16 de septiembre de 2012

Crónicas de una semana perturbadora en la universidad.

Un momento, un momento. ¿No se supone que Rie ya se había titulado? ¿Qué clase de brujería es ésta?

Correcto. El tema es que mi promoción tuvo la suerte de ser la última dentro del plan de estudios viejo. Ergo, estudié tres años, y hace dos meses obtuve el título de Diplomada en Turismo. Ahora bien, teniendo en cuenta que, si quisiera ser pro y sacarme un máster o un estudio de posgrado, no podría hacerlo, porque soy diplomada, y hay que tener una licenciatura para acceder a ese tipo de estudios. Y las licenciaturas ya no existen. Porque ahora tenemos...

El Plan Bolonia.


Y, como es absurdo pasarme dos años cursando prácticamente las mismas asignaturas con distinto nombre, en mi facultad se les ha ocurrido un invento infernal: el Curso Puente, Itinerario, o Curso de Adaptación al Grado, llámalo como quieras. En resumidas cuentas, un año más con el que podré tener mi título de Graduada en Turismo.

¿Cuál no fue mi primera sorpresa al enterarme de que mi clase no existe? No, no me he equivocado, mi - clase - no - existe. Con el tema de los recortes en Educación (carraspeo) no han permitido al centro contratar a profesores para que den clase a los alumnos de Itinerario de asignaturas de Itinerario. ¿Qué han hecho? Buscar asignaturas parecidas en otras titulaciones y colarnos a los de Itinerario ahí, en plan comandos.

Lo que comúnmente llamamos: una cutrada.

Lo más perturbador del tema no es el hecho de que somos cuatro pelagatos mal contados metidos de gratis en clases de otras carreras. Lo peor es que hay una de ella en la que mis compañeros son verdaderos chiquillajes. Porque no hay otra palabra para describirlos. Niñatos. Fue como volver al instituto, pero con una asignatura súper infernal para la cual ya estoy empezando a rezar.

Lo cual, teniendo en cuenta que ésa es una clase de segundo curso, y yo equivaldría más o menos a cuarto, con una diferencia de dos años, me hace sentir vieja. Muy vieja. Como aquel día en el que mi hermana me preguntó cuál era la capital de Montenegro, y yo le respondí: "Es que cuando yo lo estudié Serbia y Montenegro eran un solo país".

Luego está el Enterado del año. Todos los años tenemos uno. Y el de este curso no se hizo esperar. Veintilargos, con una cara de "soy el fucker" que es imposible de ignorar, con un tono de voz desagradablemente molesto y que aprovecha cualquier oportunidad para recordar a la clase y al profesor que él lleva años trabajando en el sector, que es un profesional de su trabajo, que tiene una amplia experiencia en la vida y que sabe mucho de todo. Y que es mejor que tú, porque tú es un pobre ignorante que acaba de diplomarse y no se ha comido un rosco en su vida.

Sí, majo. Pero tú no sabes acceder al Campus Virtual. 

Y por último está el tema del horario. Como vamos colándonos en otras clases... ¿cómo decirlo? Es como si el encargado de establecer los horarios se hubiese tragado un puñado de garbanzos y luego los hubiera vomitado sobre un calendario vacío. Y donde cayera un garbanzo, habría una clase. Eso explica por qué tengo clase los lunes de 12.30 a 14.00 y de 17.00 a 19.00. Todo es muy lógico.

Y cuando digo garbanzos, puede tratarse de cualquier otra legumbre. Judías, por ejemplo.

Afortunadamente para mí, y por primera vez en veinte años, he sido capaz de relacionarme con gente que no conozco desde la primera clase. Yo, la que es más tímida que una tortuga. Espera, ¿son tímidas las tortugas? Bah, da igual, es la primera comparación que se me ha ocurrido. Yo, tengo mi pequeño grupito formado por niñas encantadoras. Y por tanto, tengo la suerte de que, de aquí a que me saque el carnet de conducir - ay, que me da la risa -, tengo quien me suba y quien me baje del campus.

Voy a tener un año muy surrealista, pero soy feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Vamos, es gratis y no duele!


¡Gracias por leer hasta el final! ♥